Los actores de la cadena de ganados y carnes después de seis meses del recambio de gobierno nacional tienen algunas certezas más que antes: difícilmente puedan tener más que la vaga idea de que el futuro va a ser venturoso, pero lo que sí saben es que ahora se terminó la incertidumbre. Toda la batería de acciones que solamente servían para trabar el desarrollo se terminó, de aquí en más toda la bonanza será una construcción asociativa de los actores de esta cadena. Ya no está más el malo de la película sino que está cada uno con su responsabilidad, si las cosas se hacen bien el mérito será de todos los que entendieron que la desgracia podía convertirse en oportunidad.
La cadena está buscando su punto de equilibrio el cual siempre lleva tiempo porque se trabaja sobre una producción de ciclo largo, la característica biológica del ganado es que tiene un periodo de tiempo que se acerca a los tres años. Teniendo en cuenta este punto, tenemos dos andariveles para analizar, el primero totalmente vinculado a la cadena en sí y que refleja después de mucho tiempo el juego de la oferta y la demanda, los precios de la invernada o el gordo, el proceso de recría incipiente, el aumento del nivel de peso de faena, la demanda de carne de parte del consumidor, todos ellos muestran como hacia el interior de la cadena van buscando sus puntos de equilibrio, los mismos reflejan momentos coyunturales y en algunos casos expectativas de futuro.
En este análisis debemos entender que el final de las distorsiones oficialmente establecidas en el pasado generaban un proceso de “olla a presión”, se creaban tantas tensiones con los actores del sector que siempre las correcciones de precios en cualquier eslabón eran traumáticas, con saltos espasmódicos cada tanto pero de intensidades cercanas al 30 % en las mayor parte de los casos. Estas subas de precios de la invernada o del precio del gordo nunca hacen bien porque producen desequilibrios innecesarios. En la actualidad después de seis meses de producirse la corrección cambiaria, eliminarse los ROES, sacarse las retenciones el mercado fluye normalmente en forma más pausada, es donde podemos decir que están encontrado su punto de equilibrio.
El segundo andarivel por analizar es cómo se dispondrá del otro recurso importante: la tierra. De la mano de valores menos rentables para la agricultura comenzó un proceso de vuelta incipiente a la ganadería, la definición del uso de la tierra tiene que ver más de las veces con decisiones de rentabilidad inmediata que con decisiones ambientales y culturales. Si se mantiene como principal premisa de una explotación la maximización de ganancias seguramente la agricultura triunfará, pero si a la explotación la analizamos con un criterio más cultural y ambiental pensando en el largo plazo y las futuras generaciones deberíamos encontrar nuevos puntos de equilibrio.
Como campo o industrias son antagonismos falsos, agricultura o ganadería entran en la misma categoría, todas las producciones son complementarias y no excluyentes, de forma tal que la asignación de los recursos debería ser sobre un principio de complementariedad, rescatando el valor más importante que es darle sustentabilidad y buscando nuevamente un cambio cultural que priorice intereses de mediano y largo plazo por encima de las rentabilidades de coyuntura.
Estos conceptos nos llevan a pensar cuantas serán las hectáreas que corridas por la agriculturización volverán a la ganadería, aunque casi 15 millones pasaron de distintas producciones a la agricultura el recorrido inverso será más difícil porque su mayor limitante no es el espacio sino la inversión de capital, la ganadería es una producción que requiere siempre un alta inversión en el principio y la existencia de establecimientos en marcha, la agriculturización no sólo sacó hectáreas sino que produjo una gran descapitalización en alambrados, molinos y aguadas, lo que en la mayor parte de los casos imposibilita la vuelta al rodeo.
La cadena de ganados y carnes a partir de ahora será un escenario más previsible, donde jugaran libremente las fuerzas del mercado, la coyuntura nos muestra una acotada producción de carne resultado de la retención de vientres e incremento de kilos en la recría, una demanda relativamente sostenida más por falta de oferta a pesar del deterioro de los salarios, los cuales recién podrán recomponerse en el segundo semestre después de las aplicaciones de los nuevos convenios.
La cadena de ganados y carnes deberá demostrar que aprendió de los malos momentos para no repetir la experiencias del pasado, en la Argentina ya nada volverá a ser igual a como razonamos en el pasado, no solamente es un tema de nuevas generaciones sino principalmente de cambios de conceptos, hay nuevos paradigmas, nuevos formatos productivos, y definitivamente deberá funcionar como cadena donde un aspecto central será elaborar un mapa del valor agregado para saber cómo es el formato de apropiación de la renta*.
*Este artículo está escrito por Lic. Raúl Milano, director Ejecutivo de Rosgan.